sábado, 31 de diciembre de 2011

El último sueño del año.


Hoy me levante y me senté a la cama a reflexionar sobre todo lo que había ocurrido en este año. Las lágrimas han empezado a caer. No sabría explicar si de alegría o de tristeza. Hay tantos sentimientos diferentes escondidos dentro del corazón de una persona. Todos queremos que nuestros sueños lleguen algún día a cumplirse. El mío es tenerlo a él. Junto a mí, y que hablemos de un para siempre, un tiempo tan infinito que no sabríamos hasta donde llegaría. Pero mirando hacia el cielo azul desde mi ventana, lo recordé todo, sentí miedo. ¿Y si…? ¿Y si es el fin del mundo? Todo por lo que hemos luchado se desvanecería en cuestión de  segundos. Y si fuera así, yo seguiría queriéndolo

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Un recuerdo azul.


Ahora subo a la terraza a despejarme. Desde allí se puede ver casi toda la ciudad. No es un sitio bonito, pero sirve para olvidarte de algunas cosas y centrarte en las más importantes: Tú. Odio ver cómo pasan los días y sigues sin aparecer, sin dar ninguna señal de vida. Me pregunto tantas cosas y a ninguna sé darle respuestas coherentes. Mientras mi cigarrillo se consume en mis manos y veo el humo subir hasta el cielo… Un cielo azul, tan azul como tus ojos, intenso. Como los echo de menos. Cuando los miraba me sentía tan protegida, me hubiese pasado las horas mirándote sin cansarme, sin esperar que me hablaras, en silencio. Podría haberte dicho tantas cosas y por tonta, me las calle. ¿Qué hago aquí? 

lunes, 26 de diciembre de 2011

He esperado mucho tiempo algo que no existe, en lugar de contemplar cómo amanece.



La nostalgia de saber que te tuve y que ahora no estás. Todo ha desaparecido. Como si el amor que un día tuvimos no existiera. ¿Dónde estás? Ver como amanece desde mi ventana es triste si tú no me acompañas. Antes todo era diferente. Todos los domingos, eras el primero en levantarte de la cama para despertarme y que el amanecer nos envolviera mientras hacíamos el amor. Entre las sabanas la luz poco a poco aparecía. Te iluminaba la cara, eras hermoso. Pero ahora esas mañanas son tristes. Ya no estoy esperando a que me despiertes con tus besos y tus “buenos días princesa”. Ahora yo lo dejo todo, mientras veo el amanecer. Pero estoy segura de que algún día volverás…

Como si todos los domingos fueran especiales.

Como Caperucita



Me gusta ir al campo, recoger las flores más bonitas que me encuentre. Odio los bichos, aunque no suponen un grave problema. No me suelo parar a hablar con desconocidos, mamá me lo tiene prohibido. Aunque a veces sin que ella lo sepa, me suelo tumbar sobre la hierba fresca y escuchar todos los maravillosos ruidos que supone estar allí. Mirar el cielo azul y ponerle forma a las nubes hacen de un día horrible a uno maravilloso. En ocasiones suelo cerrar los ojos e inventarme historias de príncipes y de princesas, aunque sé que de patitos feos nadie se enamoraría… Que él viniese y me llevase a pasear, que me enseñara lugares y los hiciésemos solo nuestros, que me haga especial y que solo me sonría para poder hacerlo yo también. Los días de lluvia que saliésemos corriendo para no mojarnos y escondernos debajo de un árbol para así poder acompañarme a un precioso baile sobre la lluvia, como en las películas y que si escucho llegar la tormenta me abrace por si tengo miedo, que me diga cosas bonitas al odio e intente tranquilizarme o que venga a rescatarme como un héroe. Pero claro, solo son historias inventadas por mi imaginación. En realidad todo se queda pequeño estando sola imaginando.

Solo me faltas tú.