miércoles, 28 de diciembre de 2011

Un recuerdo azul.


Ahora subo a la terraza a despejarme. Desde allí se puede ver casi toda la ciudad. No es un sitio bonito, pero sirve para olvidarte de algunas cosas y centrarte en las más importantes: Tú. Odio ver cómo pasan los días y sigues sin aparecer, sin dar ninguna señal de vida. Me pregunto tantas cosas y a ninguna sé darle respuestas coherentes. Mientras mi cigarrillo se consume en mis manos y veo el humo subir hasta el cielo… Un cielo azul, tan azul como tus ojos, intenso. Como los echo de menos. Cuando los miraba me sentía tan protegida, me hubiese pasado las horas mirándote sin cansarme, sin esperar que me hablaras, en silencio. Podría haberte dicho tantas cosas y por tonta, me las calle. ¿Qué hago aquí? 

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